10 de enero de 2011

Ciudad y Escuela, una simbiosis necesaria.

Anteproyecto para el Doctorado en Urbanismo y desarrollo.
Por: JV Rubio, Lic. en Educación y Filosofía, Mg en Desarrollo Educativo y Social.


"Un grupo de pequeños y medianos hechiceros atraviesan los muros de su escuela, navegando a la deriva por los invisibles de su entorno local y en una aventura compartida con magos, sabios, taitas y duendes de su territorio, tejen y destejen tramas de relaciones, ampliando su mundo y llenando de vida, color y magia a su localidad"[1].

  1. Definición y caracterización del problema:
Una manera de ubicar un Problema que dé sentido a mis próximos 5 años de investigación y que tenga que ver con el tema del Doctorado, es devolverme por los hilos de mi experiencia como un educador que desde hace 20 años desbordó con sus estudiantes los muros de la Escuela[2], y develar la dinámica inquisitiva, la fuerza impulsora y las razones profundas que me llevaron a asumir la Ciudad como...

5 de enero de 2011

Principios para una nueva educación a partir de la Creathica y la Pedagogía del Caos.

Por: JV Rubio, Lic. en Educación y Filosofía, Mg en Desarrollo Educativo y social. Estudiante de Doctorado en Educación.
jvrubio@hotmail.com www.jvrubio.blogspot.com

Nota: El presente texto es el prólogo hecho por el autor, al libro De viajes, viajeros y laberintos, Innovaciones educativas y culturas contemporáneas. Del Sociólogo colombiano: Juan Francisco Aguilar.
En una experiencia de innovación sobre creatividad realizada en 1989 en la Normal Distrital, en Bogotá, una chica del curso 604 presentó un cuento del cual extraigo la última parte:

 ... y mostrando las líneas y grietas que había en una de las paredes de su celda, la hechicera preguntó:
— Carcelero ¿qué le hace falta a este barco?
— La quilla, respondió el carcelero.
Y después de dibujar la quilla volvió a interrogarle...
— La Proa, replicó el carcelero.
Y la hechicera seguía dibujando, y cuando ya el dibujo parecía terminado, ante su última pregunta el carcelero respondió:
— Sólo le falta navegar.
Y en ese instante, la hechicera se montó en el barco y huyó navegando por las sinuosas paredes de la celda.

Algún tiempo después me enteré de que el cuento no era de aquella chica pero al indagarle me reafirmó su autoría y tenía buenas razones para hacerlo: otros relatos iguales o aún superiores en imaginación, algunos de ellos escritos en...