15 de enero de 2019

Las ciencias del Caos, un resumen ameno de la teoría


(Tomado de la tesis doctoral: La Pedagogía del Caos. Por José Vicente Rubio)

En la segunda mitad del S XIX aún predominaban las ideas de Galileo, Kepler, Descartes y Newton, y para ellos todo se podría describir mediante ecuaciones matemáticas. De hecho, La Place había imaginado que dada cierta información todo futuro sería predecible: nada escaparía al gran orden universal. Se pensaba que el caos era una forma de orden, que con herramientas más afinadas, al cabo del tiempo, se podría desentrañar.

Pero pasaron años, y esto no ocurría; la física más avanzada no lograba responder preguntas sobre la naturaleza y sus manifestaciones en nuestra vida ordinaria:

¿Cómo se inicia la vida? ¿Qué es una turbulencia? ¿Cómo se suscita el orden? ¿Cómo funcionan las nubes, los narcisos, las cascadas o lo que ocurre en una taza de café cuando le echamos crema...?; todas estas cosas están cargadas de misterio. Son tan enigmáticas para nosotros como lo era el firmamento para los griegos (Gleick, 1988, p. 12).

Esas manifestaciones irregulares de la naturaleza, que aparecen a diario en nuestra vida, se convirtieron en un quebradero de cabeza para la ciencia. Por fortuna, a mediados de los 70 un grupo de científicos, de diferentes disciplinas y regiones del planeta, comenzaron a interesarse en este tipo de fenómenos. Todos buscaban nexos entre las irregularidades, y descifraron tal cantidad de misterios, que se llega a afirmar que “el saber del siglo XX será recordado solamente por tres cosas: la Relatividad, la Cuántica y el Caos; de las tres revoluciones, la del caos importa al mundo que vemos y tocamos, a los objetos de proporción humana” (Gleick, 1988. p. 11).

Pero, ¿qué es el caos y qué es lo que han hecho estos investigadores para dilucidarlo?

Es lo que trataré de expresar en esta sección. Sin embargo, antes de hacerlo, demos una vuelta por la relación del caos con el orden.