2 de octubre de 2014

Los años Sí vienen solos

(Una experiencia de vida que muestra cómo a través de la Pedagogía del Caos se puede romper con la creencia de que los responsables de achaques y enfermedades son los años)

Recién había cumplido 40 años y jugaba fútbol americano con mis estudiantes de grado 11 del colegio. Sus edades oscilaban entre 16 y 18 años y su peso y estatura en general me superaban. Tomé la pelota en carrera para hacer un gol y tres de ellos, del equipo contrario, chocaron contra mí produciendo un crujido en buena parte de mis huesos.

-Ya no estoy para estos trotes, pensé cuando los dolores se prolongaron por varios días; razón tienen los abuelos cuando dicen: “los años NO vienen solos”; no debo seguir jugando con jóvenes tan fuertes, debo empezar a cuidar mis huesos y músculos que ya deben haber comenzado a deteriorarse.

Ese fue mi primer encuentro triste con la edad pero sobretodo con la creencia de que el cuerpo con los años se va desgastando.

Cuando llegué a los 50 años me sentía deteriorado no solo físicamente sino también en lo sicológico, lo emocional; lo que hacía no estaba resultando y no atribuía el fracaso a que las cosas en sí no funcionaban sino a mi edad, pues por ser docente ya estaba a punto de pensión. Empecé a andar más despacio a no subir escaleras porque al poner la parte delantera del pie sentía que se me iba a desencajar, dejé de voltear toda la cabeza al mirar hacia atrás porque mi nuca estaba como pegada de mi espalda no subía mucho los brazos porque sentía que me iba a desgarrar, no estaba mucho tiempo de pie no hacía ningún movimiento brusco, no trotaba, incluso pensé meter un asiento en la ducha para bañarme sentado porque según decían, con la edad los huesos se ponen como cáscara de huevo y si me caía podían romperse.

Pero debido quizá a esa quietud que me impuse, empecé a declinar, a sentir fatiga permanente y no era consciente de que era yo mismo el que me estaba matando: estaba acumulando toxinas en mis articulaciones y colesterol en una de mis arterias coronarias y un día tuve un infarto agudo del miocardio; cuando entré a la sala de cirugía tenía el deseo de morir, tanto que al salir de allí con vida me sentí triste.

Sin embargo las reflexiones y lecturas que vinieron tras el infarto y la ayuda de algunos amigos y amigas me hicieron recobrar el deseo de vivir y de saber cómo podrían transcurrir los siguientes años de mi vida; probablemente toda esa visión morbosa que tenía de la edad estaba equivocada.

Un día desperté con dolores en todo mi cuerpo y sentí que debía tomar una decisión: Debía desobedecer a la creencia de que eran los años los que trían consigo todos los achaques;

-LOS AÑOS SÍ VIENEN SOLOS, me dije- y empecé a trotar, a hacer ejercicios que comprometían todo mi cuerpo, a subir y bajar escaleras a levantar las rodillas para lavarme los pies… al principio era como si yo fuera una mente y mi cuerpo un esclavo al que sometía a esfuerzos increíbles con peligro de destruirlo, pero poco a poco fui comprendiendo, auxiliado por mi práctica y mis lecturas, que yo era una unidad humana que realizaba actividades auto constructivas, Autoreguladoras y autorenovadoras; era como si no me pasaran los años y al retomar la visión de la sabiduría ancestral, empecé a fluir, a poner en circulación la energía que existía dentro y fuera de mi cuerpo pero también la materia que se metabolizaba y toda la información que no era sólo genética, pues de pronto me di cuenta que los genes no me gobernaban que sencillamente hacían parte de un todo que yo podía armonizar.

Ahora cuando respiro sintiéndome lleno de vitalidad pienso que tanto mi organismo como mi espíritu mi mente y todo lo que misteriosamente me compone “somos” uno, somos un campo relacional que intercambia materia energía información y a través de ese mecanismo se auto produce, se auto organiza, se auto renueva y es difícil que se deteriore porque todo evoluciona en un cierto caos pero un caos productivo

ANÁLISIS DE “LOS AÑOS SÍ VIENEN SOLOS” DESDE LAS HERRAMIENTAS DE LA PEDAGOGÍA DEL CAOS:

AUTOCONSISTENCIA: Todo el ser participa en la decisión de desobedecer a la ley de la vejez y quizá por eso todo el ser adopta una conciencia permanente de autorenovación.

AUTOORGANIZACIÓN: Hay claridad en que todo en el ser se autoorganiza, tanto los órganos físicos que se renuevan permanentemente a través de sus propios procesos de autopoiesis como el componente intangible del ser que se realimenta también con lo físico.

AUTOPOIESIS: Hay la convicción de que el ser total (no solo el organismo) se está autoproduciendo permanentemente.

BORROSIDAD: Se borran los años. Ya la edad no es lo importante sino el estado en el que se considera el ser y el ser se considera en construcción permanente como lo es un niño o un joven.

CAMPO RELACIONAL: Al lograr unificar todo el ser se forma un campo relacional incluso con lo que lo rodea y es ese campo relacional el que va produciendo esa formidable sensación de vigor y felicidad.

CONFIGURACIÓN: Al tomar la decisión y hacer la proclama: Los años SÍ vienen solos, se configura una imagen de armonía, de sosiego sin deterioro posible.

DESORDENAMIENTO: La decisión de desobedecer a la ley general de la vejez, del deterioro con los años, es un acto  sublime de desordenamiento pues a partir de allí se desencadenan una serie de acciones que efectivamente empiezan a romper en la práctica con todas las secuelas que traía esa ley.

DINAMIZACIÓN: Aunque aquí no hay un equipo de apoyo sí se puede considerar una especie de dispositivo al interior del ser que actúa como dinamizador del proceso, llámese a esto energías, memoria ancestral, seres acompañantes… pero además existe un círculo de amigos que con su reconocimiento y aliento animan a continuar la experiencia.

FLUJICIDAD: La vejez mal entendida es el detenimiento de todo, lo cual conduce a la muerte. Pero si se logran desbloquear o mantener abiertos los canales que permiten la circulación de información en todo el ser y de este con el medio, es probable que se continúen renovando todos los procesos del ser e incluso que se revierta la cuota de envejecimiento.

GENERADORES: En esta experiencia un gran generador fue el infarto, pero también los dolores y en lo positivo, los amigos y amigas, las lecturas…

INCERTIDUMBRE: A pesar de que las lecturas de sistemas y experiencias que rompen el mito de la vejez fueron consultadas, es bien difícil creer que lo que se hace para romper el mito de la vejez sea lo adecuado. Permanentemente se están corriendo muchos riesgos porque el proceso es muy incierto, no se sabe qué vaya a ocurrir.  Sin embargo, al derivar en estado de alerta se está atendiendo a todas las señales del ser (órganos y miembros del cuerpo, signos vitales, señales emocionales, mentales, espirituales…) y todas ellas van trazando un camino.

INTERCAMBIO MEI: Al desbloquear los canales de energía, alimentarse sanamente y transferir la información adecuada todo el ser va entrando en una armonía que dinamiza los ciclos de realimentación y de renovación.

ONDULACIONES: Todos los elementos que han ido apareciendo a través de esta experiencia se han ido organizando en 6 ondulaciones:
1.            el cuerpo se renueva permanentemente siempre esta joven se auto recupera Se auto repara no es una máquina a reparar
2.             Para que el cuerpo se renueve y se mantenga joven hay que ayudarle con estiramiento, uso, alimento sano, ejercicio.
3.            el cuerpo bien mantenido produce todo lo que necesita
4.            la enfermedad es un bloqueo, un mal funcionamiento por mal manejo o por fallos de programación aún en casos de enfermedades de herencia
5.            la vejez es el período en que creemos que hay que ir deteniendo los procesos naturales y dejamos de realimentar el cuerpo: sin ejercicio estiramiento, sin uso, sin enfrentar lo nuevo, sin renovar energías.

REALIMENTACIÓN: La enfermedad de la vejez quizá consiste en detener los procesos de realimentación. Es decir, el organismo (y todo el ser) se sigue alimentando pero la cadena de reacciones y retroacciones que existe de manera natural en el ser llega el momento en que POR DECISIÓN DE UNO MISMO se va deteniendo. Es allí donde empieza el declive y esto puede ocurrir a cualquier edad.

REGULADORES: Aunque en la experiencia se presenta la decisión y la acción de manera abrupta (comenzar a hacer ejercicio de manera inmediata), cuando el ser va entrando en armonía, él mismo decide lo que le conviene y no va más allá de lo que necesita. Lo que hay qué pensar es hasta donde se puede dejar imponer uno el límite por un supuesto dolor, un consejo, una reflexión. 

RELATIVIDAD: No es lo mismo una señora de 70 años que una anciana de 70 años. La sola expresión “anciana” determina la imaginación. Así que no es lo mismo sentirse uno viejo y deteriorado a sentirse joven y animado.

REORDENANTES: En la experiencia no se detallan los resultados que van apareciendo a medida que se avanza, pero la impresión de los amigos lo dice todo: “Te estás tiñendo el cabello?” “Los años no te pasan” “Eres come años”


RESONANCIA: Es difícil por no decir imposible afrontar una experiencia como esta sin la ayuda de algo que entendemos como trascendental, sin el misterio profundo que yace en cada uno de nosotros, sin recurrir a la sabiduría y la memoria ancestral. 

1 comentario:

  1. Que bella reflexiòn mi profe Jose Vicente...las palabras regeneran y son vida

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