(Se describe una sesión de Pedagogía de la Complejidad con un curso de la Especialización en Alta gerencia, universidad Militar Nueva Granada, Bogotá. 2012. Aquí se aplican herramientas de la Pedagogía del Caos).
Antes de la experiencia se les había pedido explorarse en lo
que más les gusta, lo que les hace vibrar, en lo que se sienten mejor. Para la
sesión cada uno-a llegó con objetos o elementos que representaban esos gustos,
esas pasiones o que representan su propio ser. Todo el grupo está bastante
cohesionado, y ya tiene una cierta dinámica autoorganizativa, se podría decir
que se ha tejido una especie de campo relacional de afectos entre todos. A lo
largo de varias sesiones se han vivido (a través de múltiples ejemplos y
experiencias conmovedoras) doce
principios de la complejidad y varias personas manifiestan que los están
sintiendo en su cotidianidad.
-Parece que el curso de pensamiento complejo está
despertando inquietudes no solo en el grupo y en la Universidad sino a través
de internet –Dice uno de los presentes – miren lo que aparece en la pantalla.
Y efectivamente en la pantalla proyectada por un video Beam
aparece un texto dirigido al grupo 2-1 de la Especialización en Alta Gerencia,
curso Pensamiento Complejo.
-Apreciado Grupo –lee en voz alta Patricia, una de las
chicas -hemos estado buscando por todo el planeta un grupo que satisfaga lo que deseamos y creemos que ustedes pueden ser una buena
elección.
De manera misteriosa, las letras, que son bastante grandes,
van corriendo en la pantalla sin que nadie mueva un mouse. Parece que el texto
sale solo del Video Beam, no existe en ninguna memoria; se está materializando
ante la vista de todos.
1. Deben diseñar y construir algo que tenga una pequeña base
física y un gran contenido vivo, humano, emocional, simbólico, con capacidad
para producir placer, afecto, felicidad.
2. En la construcción debe aparecer involucrado lo mejor de
cada uno de ustedes, su vida, sus relaciones.
3. Deben empezar ahora y trabajar de seguido durante tres
días. Notarán que cada día se convertirá en una hora, pero en un minuto de sueño recuperarán sus energías.
4. Al cabo de esos
tres días los visitaremos para ver el resultado de su trabajo que debe ser
vivo, palpitante, y debe integrar todos los elementos presentes en este salón.
5. Si nos satisface el resultado, obtendrán lo
correspondiente a un millón de dólares.
-CONCENTREN SUS ENERGÍAS, CREAN EN USTEDES MISMOS Y RECIBAN
TODO NUESTRO AFECTO.
Y con esto terminó el mensaje:
- encima de la mesa del fondo del salón encuentran unas
píldoras de dos colores. Quienes estén dispuestos a asumir el reto que
proponemos tomen la pastilla azul. Quienes no estén dispuestos tomen la roja.
La pantalla quedó en blanco y el sonido desapareció en un
chisporroteo como si alguna energía extraña estuviera escapando por algún
resquicio del salón.
El mensaje causó un profundo impacto en todo el grupo y
todos sin excepción tomaron la pastilla azul y en una especie de ritual se
sentaron en el piso como esperando que hiciera efecto.
De pronto se levantó Mauricio y puso encima de una mesita la
botella de vino que había traído, pues le gustaba tanto que pensó que era una
buena expresión de sí mismo.
Sin pensarlo, Mireya desanudó su pañoleta y la arroyó en la
botella engalanándola. Casi en simultánea se pararon Daniel y Manuel, tomaron
dos asientos y se sentaron a la mesa iniciando una conversación.
Juan Carlos se acomodó una funda blanca en su brazo y salió
convertido en un mesero a atender a Daniel y Manuel.
Luz Karime había traído música y colocó en la bandeja del PC
la canción Dont Cry; Jaime se sintió poseído por la canción y salió al centro del salón
con su guitarra y empezó a seguir contoneándose el ritmo de la música. Tenía
los ojos cerrados y cuando los abrió quedó sorprendido al ver a Hugo y Yurany
acompañándolo en un teclado y un saxofón imaginarios.
Cuando se acabó la música el centro de atención del grupo se
desplazó hacia Andrés y Wilmar que jugaban con un joystick y Alberto y Yamile
hacían las veces de avatares que obedecían las órdenes de los mandos. Alberto
tomó la pelota que había traído y empezó a pasarla y la pelota empezó a
desplazarse a través de los miembros del grupo.
En uno de los lances la pelota cayó en las manos de María
Celmira quien había pintado un letrero: Se ofrecen abrazos, y en vez de
devolver la pelota, devolvió un abrazo y así la pelota se transformó en abrazos
que se trasferían a todos.
Luisa y Sebastián salieron del salón sin que nadie se diera
cuenta, se iban a cambiar y transformar porque ellos serían los seres extraños
que vendrían a decidir si aceptaban el resultado del grupo.
Los abrazos poco a poco se transformaron en una cadena que
empezó a circular por todo el salón y que terminó con todos frente a la pared
llevando con las manos el ritmo de la vida es un carnaval de Celia cruz, que Luz Karime había colocado. Al terminar la
canción todos cayeron sentados en el piso como obedeciendo a una orden
misteriosa.
Entonces Jaime se paró como iluminado, se acercó a su
guitarra y la saludó como si fuera su pequeño hijo que hubiera llegado a visitarlo:
-Hola Juan José –y le dio un beso – Ven, te presento unos
amigos.
Y llevó a Juanito-Guitarra a que saludara uno a uno a sus
compañeros.
Unos lo abrazaban, otras le daban beso pero todos parecían
convencidos de que era un niño.
De pronto alguien gritó:
-Juan José está de cumpleaños!
Y pusieron música y Doris y Maritza organizaron una torta y
la llevaron a la mesa donde habían colocado a Juan y todos iniciaron un Happy
Birthday abrazados alrededor de la mesa.
El clima físico y humano del salón había subido unos cuantos
grados y eso lo sintieron Luisa y Sebastián cuando ingresaron ataviados como
seres de otro planeta…
Nadie se enteró de que habían llegado porque en ese momento
estaba Mauricio dedicando unas palabras muy sentidas a Juan José.
Solo cuando Maritza dijo:
-Llegaron, llegaron.
Todos giraron asombrados al ver personajes tan extraños. No
cabía duda. Ellos eran los misteriosos seres del mensaje.
Sin pensarlo, sin saludar y sin hacer preguntas, Mauricio integró
a la pareja al grupo y llevó a Juan-Guitarra para que los conociera. Luisa y
Sebastián más que entender aquello sentían emocionados el júbilo del grupo y se
desbordaron en lágrimas que corrieron su maquillaje. Allí todos los
reconocieron y hasta ese momento cayeron en cuenta de que hacía rato que ellos
habían desaparecido.
La sesión terminó casi sin palabras en medio de los abrazos,
y todos habían olvidado el millón de dólares prometido. Se había construido
algo mucho más valioso y esa noche cada uno lo llevó dentro de su corazón y
para siempre.
(Si desea conocer otras experiencias de Pedagogía del Caos,visite la serie: Pedagogía del Caos).
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