1.
(Se describe el Programa de intercambio cultural y desarrollo internacional: Juventud Canadá Mundo 1976-1977, del cual surgieron algunas herramientas de la Pedagogía del Caos)
Tal como lo dice el título. Coordiné un grupo de 40 jóvenes
canadienses y colombianos en el Programa Juventud Canadá Mundo y la única
instrucción que recibí fue:
- Consiga tres lugares en Colombia y tres lugares en Canadá
donde esos chicos y chicas (entre 18 y 24 años) puedan pasar tres meses en una
experiencia de inmersión en la cultura del lugar. Lo demás vendrá por
añadidura.
El interés del programa era enfrentar a los participantes en una especie de Reality, con los desarrollos desiguales y las culturas diferentes de los países en convenio; se consideraba que este solo hecho incidiría positivamente en su mentalidad y su comportamiento.
En Colombia fue más fácil, pues mucha gente quería tener
jóvenes canadienses cerca y además resultaban muchos oficios sobre todo de
apoyo a las comunidades. En Canadá resultó más difícil y, por ejemplo, un grupo terminó pintando un cementerio. Había solo tres reglas: No Cohabitación, no
auto-stop y no drogas. Todo lo demás se supone que era permitido. Los
colombianos y en particular las colombianas tenían otros conjuntos de reglas
que llevaban por dentro. Los canadienses eran más libres y algunos tenían por
única regla el “no problema” que podría traducirse por: Yo hago lo que me da la
gana y tu: No problema.
Sin reglas podríamos suponer bacanales, peleas, deserciones,
problemas que afectaran a las comunidades… pero la mayor parte de lo que
ocurría al interior de los grupos y en su relación con las comunidades era una
resonancia, un proceso de transformación permanente al punto que sin excepción
todos y todas las participantes al terminar su experiencia reportaban un cambio
bastante radical en su vida y por lo general este cambio era de crecimiento, de un mejor vivir y mejores
relaciones con los otros y con lo otro.
Sin embargo en cada persona y en cada grupo se vivía un caos
con respecto a sus concepciones y costumbres, se manejaban tres idiomas y desde
culturales ancestrales canadienses hasta chicos de la calle de Colombia. La
comunicación inicialmente era por señas y sonrisas… allí se evidenció La Diversidad como instrumento necesario
en cualquier proceso transformador, se reafirmo la necesidad de la Minicomplejidad, y apareció otra forma de
liderazgo más como dinamización.
En acercamiento con la ciencia del No equilibrio, En varios grupos se podría hablar de
estructuras disipativas por el acercamiento creativo y de realimentación que
los grupos tenían con las comunidades, y a pesar de la riqueza de la relación
de intercambios, en los dos años que estuve en JCM coordinando grupos en cerca de
40 experiencias comunitarias, en ninguna se reportó un caso de perjuicio grave
en algún sentido.
Otra de las conclusiones de esta experiencia, es que los
grupos que podían disponer de un territorio
más abierto y más natural desarrollaban procesos más armónicos y
transformadores que los grupos que debían alquilar un espacio en una población.
Si desea conocer otras experiencias de Pedagogía del Caos, visite la Serie: Pedagogía del Caos
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